11 de julio de 2011

LA REFORMA AGRARIA CUBANA Y CANARIAS EN LA PRENSA (partes 1, 2 y 3)

A la vista de la poco halagüeña perspectiva agrícola en nuestro campo canario, que  alcanzará su cota máxima de preocupación cuando cesen o decaigan las ayudas agrarias comunitarias procedentes de la UE (ampliamente reducidas), algunos dirigentes del sector ya muestran su descontento en asambleas privadas o públicas. La cuestión que afecta a este sector, llamado primario y el más antiguo de cuántos conforman la economía de todas las sociedades en cualquier momento histórico, lleva en caída desde hace más de 15 años.
Apenas se cultiva en zonas de medianías y las de costa, para plátanos, tomates e invernaderos, mantienen igualmente esta decadencia progresiva. ¡Qué se lo pregunten a mi amigo y paisano Wladimiro Rodríguez Brito! Ha sido sustituida en amplias zonas por la industria turística que tampoco goza de muy buena perspectiva y menos aún de excelente salud, según todos los indicios.
Pero el profesor Rodríguez Brito insiste y mantiene que el trasvase de capital de la agricultura al turismo es una realidad de los últimos años, en vías de reconsideración en estos precisos momentos con preocupante peligro para la RIC o reserva de inversiones y aún no determinado. Además con sospechoso destino final para el capital acumulado o en qué inversiones.
La Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias (ASPROCAN) por consejo del responsable del ramo, Pedro Rodríguez Zaragoza, expresan fuerte preocupación (sobre todo para La Palma y Tenerife) por la referida pérdida de ayudas comunitarias a partir del 1 de enero, en sólo seis meses. Menos mal y siempre lo hemos dicho que Francia y Portugal seguirán plantando batalla en primera línea para mantener este producto en las islas de Madeira y Martinica.
Pero es que, además, nuestra pertenencia a la Unión Europea ha perjudicado notablemente este sector tradicional (a más de la pesca), en beneficio de países asociados en que destaca Marruecos competidor y vecino. Pero también hemos de reconocer los efectos positivos para otros sectores en especial industrial o turístico y específicamente el Régimen Económico y Fiscal (REF), así como confirmación y mejora de anteriores acuerdos.
Centrándonos en aspectos concretos en base a lo expresado por este profesor y político palmero para los últimos años del pasado siglo y que ha de mantenerse hoy: la sociedad y poderes políticos o económicos de esta región atlántica ha de potenciar nuevos generadores. Potabilizar agua con energía eólica o solar totalmente limpia, y así disminuir la dependencia de los hidrocarburos, en estos momentos con alza de costes “in crescendo” en todo el mundo; la expansión de la oferta turística debe mantenerse subordinada a la ley de Moratoria y Medio ambiente, el PIOT, y planificarse metodológicamente ante el nuevo reto internacional que sufre el sector por variadas y atractivas ofertas de turismo y ocio en países del tercer mundo, ahora parcialmente desarrollados. Como hemos dicho, estos ofrecen exotismo y estancias a menor costo que las ofertadas desde estas islas y, como bien apunta el Dr. Wladimiro Rodríguez, hemos de “sembrar el turismo” con incremento de la agricultura ambiental y paisajística a más de los productos agrarios tradicionales: vino, quesos, miel, higos pasados o gofio, al tiempo que potenciar los frutales de siempre (peras, ciruelas, manzanos, duraznos, tunos y otros)
Por todo esto, y en uso de nuestra especialidad, ha de quedar claro que no vale una revolución agraria (o totalmente re-estructural) a la cubana que tanto asustó a los agricultores de nuestras islas en la crucial década de los años sesenta del pasado siglo y que la prensa recogió exhaustivamente, Pero que Dios nos libre de un intento de resolver el problema con finalidad similar a aquella que en nada solucionará nuestra decadencia agrícola por qué tampoco existe paralelismo entre las medidas a aplicar por ambas administraciones (diferentes son sus estructuras políticas y económicas), pero sí harán reflexionar a más de uno.
A menos de cuatro meses del triunfo del castrismo en la mayor de las Antillas, el incipiente Gobierno revolucionario dictó la primera Ley de Reforma Agraria (común a todas las revoluciones) cuya elaboración previa se llevó a cabo en los locales ocupados por el mando del denominado Ejército Rebelde en el sector de La Plata (Sierra Maestra), el 17 de mayo de 1959 y que, al parecer, Fidel Castro ya había anticipado un primer borrador en Isla de Pinos mientras sufría condena por el frustrado asalto al Cuartel Moncada, en 1956. El espíritu legislativo de esta revolucionaria y social Ley, en perjuicio de las grandes explotaciones en especial azucareras, proponía, como ya hemos dicho:
Se eliminarán los latifundios de nativos y extranjeros, al limitar la propiedad de la tierra a un máximo de 30 caballerías que equivalen a unas 402 hectáreas.
Se entregará la propiedad de la tierra a los campesinos que la trabajarán y se liquidaron las rentas que se veían obligados a pagar, liberando a los campesinos de todo tipo de explotación y amenaza de desalojo.
Se liberaba a los obreros agrícolas de los míseros salarios, de las largas jornadas laborales, y de la constante amenaza del desempleo y del llamado "tiempo muerto", o periodo inactivo entre las zafras.
Estas medidas constituyen una de las primeras decisiones de carácter general. Para aplicación exhaustiva de dicho proyecto de Ley, promulgada para profundas transformaciones agrarias, se creó el Instituto Nacional de la Reforma Agrario (INRA)
No obstante, en dicho momento, la Ley, dejaba intocable las propiedades de un considerable sector burgués en la explotación agropecuaria, pero se estudiarían acciones sucesivas para radicalizar el objetivo a seguir como consecuencia del programa revolucionario, como así tuvo lugar de modo radical.
La promulgación de esta medida, según consultamos en la historiografía cubana reciente, constituyó, además, una independencia del caciquismo agrario imperante en Cuba, libraba al obrero agrícola de la explotación directa de los terratenientes y capitalistas, nativos y yanquis (sic). Esta situación cesó cuando la Ley puso las tierras en manos de los campesinos que reciben las grandes plantaciones y sus infraestructuras, pero a manos del nuevo estado cubano.
Esta alianza entre obreros y campesinos reforzó ampliamente el proceso revolucionario emprendido y constituyó la base de la administración en que se basaría la Revolución. Además, apoyará y practicará nuevas medidas revolucionarias como fieles defensores del proceso, en aras de la construcción de una nueva sociedad cubana. Ésta era la idea propugnada fruto de la teoría de estos dirigentes que fue ampliamente seguida en aquellos momentos. Pero ahora se sabe que poderosos exiliados en Miami están comprando títulos de propiedades en Cuba… Seguiremos atentos para ver qué ocurrirá.

*El Mundo-La Gaceta de Canarias, 1 de noviembre de 2004







Para seguir la argumentación que aparece en la primera parte de este artículo, la historiografía cubana consultada aporta hechos que corroboran estos iniciales éxitos del proceso revolucionario castrista, cuando leemos: ... En la celebración del 26 de Julio de 1959, en la concentración masiva en La Habana, estuvieron presentes, además de los trabajadores de las ciudades, cientos de miles de campesinos procedentes de todos los rincones del país. Allí manifestaron unidos su ardiente apoyo al gobierno y reafirmaron la decisión del pueblo cubano para avanzar hacia delante por el camino revolucionario emprendido. Pasaban a ser detentadores de la tierra, pero sin propiedad en la misma. Y claro Santo Tomás de Aquino un sabio religioso allá por el silgo XII ya había dicho que “el hombre sin propiedad, pierde la razón de ser…

La manifestación en Santa Cruz de Tenerife para evitar el tendido eléctrico por Vilaflor resultaría una cómica parodia si comparamos con el ardor cubano apuntado para aquel revolucionario evento.
Algunas notas aparecidas en los periódicos canarios (procedentes de Fiel) dan una idea del proceso cuando atacan la Ley de Reforma Agraria: "(...) esta reforma es una vergüenza del primer ministro Fidel Castro y aparecida en Efe el 1 de junio de 1959 “que dicha reforma ha atemorizado a los mejores amigos de Cuba...”
Los propietarios de ingenios azucareros cubanos y norteamericanos, redactaron un memorando dirigido al Departamento de Estado en Washington, sugiriendo que..."se dé mayor autoridad a los Estados Unidos para cambiar cuotas de importación de azúcar en cualquier momento, no como método de represalia, sino como medida de defensa..." Mas la revolución castrista era inexorable y ya comenzaban los contactos con la entonces URSS que apadrinaba la causa cubana.
El gobierno revolucionario rechazaba con “encendida dignidad” tales pretensiones alegando defensa del campesinado mayoritario. Por esta situación comenzaron las primeras agresiones directas contra Cuba, pues la propia historiografía cubana indica: “…desde aquel momento se iniciaban los primeros pasos para que por parte de los Estados Unidos se organizara la operación militar sobre Cuba...”
Los fondos bancarios cubanos depositados en bancos norteamericanos fueron embargados, declarándose la reducción del suministro de petróleo desde su territorio; de equipos industriales y otros efectos comerciales de suma importancia para la misma subsistencia de la economía cubana (el famoso embargo que aún perdura)
Desde los inicios de 1960 estas presiones económicas desde el país vecino se hicieron más frecuentes. A ello hemos de unir la deliberada suspensión de las importaciones. Pero tampoco el refino del petróleo procedente de la Unión Soviética por acuerdos comerciales suscritos. Posteriormente, en aplicación de la política emprendida que dura hasta hoy, Norteamérica redujo a 700.000 toneladas métricas la cuota de azúcar cubano para el mercado, negando la compra de este vital producto para la economía cubana, al tiempo que congelaban los fondos que en divisas cubanas se hallaban en los bancos.
Sin embargo, como se intuía, el 8 de mayo de 1960 se restablecieron formalmente las relaciones soviético-cubanas, rotas por Fulgencio Batista y su política de alineamiento pro norteamericano durante la "guerra fría", y "... a pesar de las constantes agresiones del imperialismo, Cuba no se vio sola. El pueblo cubano tuvo el apoyo internacional. Se estableció un convenio comercial con la Unión Soviética, por medio del cual este país  compraba un millón de toneladas de azúcar anuales más aquellas cantidades que habían dejado de comprar los Estados Unidos. Además, asumía el compromiso de suministrar todo el petróleo que Cuba necesitase, así como el envió de otras mercancías necesarias que la economía cubana demandase (similar a lo que ahora hace Hugo Chávez desde Venezuela para mantener a Fidel Castro, su segundo valedor al fallar, parece, China neo comunista…)
Para justificar la anunciada medida revolucionaria con precedentes en otras revoluciones habidas en el mismo siglo, hemos indagar con profundidad en el problema rural cubano. Siempre fue sumamente injusto desde la época colonial, por la existencia de enormes latifundios en propiedad de pocas manos y en perjuicio de pequeños propietarios o aparceros, pero cuya problemática se intensificó durante el posterior periodo post colonial o republicano. Durante esta nueva etapa, que la historiografía cubana llama neo colonial, las explotaciones agrarias de carácter extensivo, siempre estuvieron supeditadas a conexiones económicas dependientes del capital aportado por los citados financieros norteamericanos con lo mejor de la burguesía nativa, detentadores máximos, ambos, de la propiedad agrícola e industrial de la Isla. 
Añade la referida noticia, procedente de Efe, que la ley aprobada también prevé que se incorporen al Instituto las organizaciones autónomas para estabilización y defensa de productos agrícolas. Y que los extranjeros poseedores de plantaciones de caña de azúcar habrán de vender sus posesiones en el término de un año, o sus propiedades quedarán expuestas a una expropiación. Se calcula que actualmente el 35 % de la producción azucarera cubana se halla controlada por estadounidenses. Entre los dirigentes norteamericanos de la industria azucarera reina la impresión de que las nuevas disposiciones afectaran la marcha del todo el mercado de la caña y desde luego nadie, ni los mismos cubanos, van a invertir ningún capital en las plantaciones de caña de azúcar (pero sí lo hizo el Estado cubano en principio)
El sistema de pagos con bonos a veinte años, no hace ninguna gracia en Washington. Pero el New York Times insiste: "Cuba está muy empeñada en una revolución social cuyos efectos pueden ser para la nación tan portentosos como  la toma de la Bastilla fue para Francia. Y claro, conociendo ambas revoluciones, el golpe de efecto lo han dado.
Pero quién lo iba a decir en aquel momento en que las circunstancias político-económicas para Cuba se agravan cada vez más según leemos en noticias, relativamente recientes. Agencias de solvencia como es REUTERS: “Castro planea primera compra de azúcar a EEUU, impensable en la historia de la isla”. Cuba, una vez el mayor productor azucarero del mundo planea comprar azúcar para el consumo en la isla, informaron el miércoles fuentes oficiales. La Habana (Cuba) Nov. 6, 2003.
Para mayo del pasado año (2004) la prensa  prevé que “el gobierno de Castro no podrá cumplir con sus compromisos de exportar unos dos millones de toneladas de azúcar a
acreedores, como Rusia, China y países de la Unión Europea”. Si bien, con médicos y maestros resuelve el problema con Venezuela.

*El Mundo-La Gaceta de Canarias, 8 de noviembre de 2004



















Antes que surgiera el proceso revolucionario, Cuba era el primer productor de azúcar en el mundo y hoy es el octavo o décimo según que constantes se apliquen.
Tras la caída del telón de acero, muro de Berlín y la política exterior de Gorbachov que Castro no adoptó por fidelidad a su proyecto, la economía estrella cubana quedó obligada a reestructurar su industria azucarera hasta el punto, como quedó dicho en anterior artículo, en los tres últimos años de este nuevo siglo Cuba debe importar azúcar para el mercado doméstico y para poder cumplir con sus contratos de venta en el exterior, según Reuters.
En el siglo que nos ha dejado, la tragedia de la agricultura cubana fue su exagerada dependencia de un monocultivo, precisamente éste, que representaba más del 80% de la totalidad de las exportaciones, quedando parcialmente abandonado el tabaco y café.
Ahora Cuba compra azúcar a Brasil (y así cumplimentar los acuerdos ofertados), país que la había desplazado como mayor productor mundial en la primera mitad del siglo XX, si bien la isla antillana fue la mayor productora mundial después de la revolución en Haití en 1791.
La casi totalidad de la cosecha cubana se vendía a Estados Unidos, hasta que la
revolución socialista en 1959 intervino todas las propiedades, centrales y medios de producción como se ha dicho.
La política revolucionaria conduce a la planificación del sector con un objetivo fundamental: la producción de 10 millones de toneladas para 1970 (la llamada Gran Zafra), con ánimo propagandístico y de paso abastecer la creciente demanda en los mercados comunistas. No se conseguirá dicho objetivo pero sí una cosecha de 8,5 millones considerada cifra record en la historia de Cuba. Se intentó nuevamente en 1972, sin el resultado apetecido a pesar de la aplicación de un nuevo sistema para recolección: la quema de caña para facilitar el corte y economizar la mano de obra.
Durante toda la década de los años 70, del pasado siglo, se produce en la Isla una enorme recuperación económica (por la ayuda de dos grandes países comunistas: URSS y China), que fueron posiblemente los mayores logros económicos revolucionarios, aunque con un enorme endeudamiento con aquellos países clientes especialmente con el primero. La concentración en la exportación de azúcar se mantuvo igual, mientras que la dependencia del comercio, el capital y el abastecimiento petrolífero soviético se acrecentaron notablemente. Durante toda la década de 1980, a pesar del endeudamiento que tuvo que renegociar, estuvo en gran medida protegida de la severa crisis económica sufrida por toda la América Latina gracias a los créditos, préstamos y ayuda de la Unión Soviética, con el aval del azúcar cubano exportado, a lo que se suma el interés de la política soviética en propagar su ideología en Latinoamérica.
A principios de los años noventa al cesar las fundamentales ayudas de lo que fue la URSS, Fidel Castro y su revolución hubieron de cambiar la estrategia en toda la década, sin evitar la entrada en caída constante que dura hasta hoy. Al tiempo se produce en la Isla una severa crisis económica, la peor bajo su Revolución. A la disminución constante del mercado soviético y chino se une la caída en la producción azucarera que para 1993 fue la más baja en los 30 años anteriores y se llevaron a cabo medidas restrictivas de carácter económico (el llamado Período Especial), que prácticamente continúa motivado por aquel  proceso político en el tradicional amigo soviético que dejó de adquirir el producto estrella cubano: el azúcar.
Esto nos trae al recuerdo un proyecto de plantación de caña en La Palma y en El Hierro, en principio, que surge de feliz idea patrocinada, entre otros, por el Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane (La Palma), cuyo objetivo es revalorizar el importante patrimonio cultural común entre las islas Madeira, Canarias y Cuba en torno a dicho azucarado producto. Como se ha dicho, la denominada Mesa del Azúcar está vinculada al proyecto Atlántica, cofinanciado por la Unión Europea dentro de la iniciativa comunitaria para integrar Azores-Madeira-Canarias en lo que atañe a este cultivo.
Plantea revalorizar dicho importante factor como patrimonio cultural común y utiliza como eje central la histórica relación cultural entre dichos archipiélagos. Se creará una ruta especializada para el turismo cultural que permitirá, en especial, volver a recuperar los cultivos de caña de azúcar en fincas ahora arruinadas con el fin de obtener productos derivados con denominación de origen, como puede ser el ron.
Esta temática sirvió de ponencia marco, bajo dirección de la Dr. Viña Brito, como ya henos dicho, para los últimos coloquios de Historia Canario Americana celebrados entre los días 4 y 8 de octubre pasado en La Casa de Colón (Las Palmas de Gran Canaria) bajo el tema monográfico de “El Azúcar y el Mundo Atlántico”.
Se presentaron y expusieron diversas ponencias de destacados congresistas cubanos,
italianos, brasileños, portugueses, entre otros, sin perjuicio de las aportadas por españoles procedentes de La Península, amén de numerosos canarios de ambas Universidades del Archipiélago, y en especial el Sr. Sentís, industrial de Los Sauces y magnífico conocedor empírico de la elaboración de referido producto.
 La comercialización contará con dos centros de interpretación en Los Llanos de Aridane (La Palma) y Funchal (Madeira) dotados de las más modernas tecnologías multimedia, favoreciendo la revitalización económica en las zonas de medianía de la Isla Verde que, como queda dicho, podría constituir otro más de los productos en perspectiva para sustituir al del plátano en zonas no rentables. El circuito contará con otro punto principal en el municipio gran-canario de Ingenio, que, junto al citado de Los Llanos, fueron lugares de origen histórico para este dulce cultivo antes de pasar al centro de América y el Caribe.
Pero, ¿Quién garantiza que la producción que puedan obtener los atrevidos palmeros o herreños que siembren sus fincas, pueda ser colocada en el mercado con éxito y sin pérdidas? Tendrá que decirlo el Organismo que subvenciona la siembra de la caña azucarera: El Cabildo de la Isla de La Palma.
Sin embargo, ahora mismo, abril de 2007, las posibilidades apuntadas toman cuerpo pero para elaboración de energías alternativas a partir de productos vegetales, una vez industrializados. Será la solución definitiva para las susodichas medianías

*El Mundo-La Gaceta de Canarias, 15 de noviembre de 2004








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