11 de julio de 2011

INDIANOS CUBANOS Y BATALLA DE POLVOS EN LA PALMA


     Miguel Leal Cruz
 
El acto festivo denominado Los Indianos, con mayor insistencia cada año, constituye el número más fuerte y representativo que define y diferencia al Carnaval de La Palma, y singularmente en su capital, de otros numerosos actos que tienen lugar en Canarias por estas fechas  En una ciudad de profunda tradición marinera como es Santa Cruz de La Palma, esta parodia canarvalera supone un reencuentro con la historia y la probada demostración del importante cruce de relaciones con América, sobre todo con Cuba y en menor medida Venezuela. En fecha señalada del carnaval, miles de palmeros se transforman en emigrantes que evocando a sus antepasados simulan arribar al puerto como en épocas no tan lejanas.
Los acuñados con el apelativo de Indianos regresan cada lunes de Carnaval con los más atractivos y pintorescos trajes. El desfile desde el muelle a la plaza de La Alameda, es de lo más atractivo y pintoresco, al liberarse una batalla de polvos de talco (que aporta el propio Ayuntamiento), pero que no logra acallar los ritmos propios de la otra orilla del Atlántico: guajiras, habaneras o el cubanísimo son, de entre los que sobresalen personajes de gran sabor popular como "la negra Tomasa", el prototipo cubano de africana adaptada a la idiosincrasia tropical.
Huyendo del hambre o de las guerras de África, obligados por circunstancias familiares o simplemente impulsados por un afán aventurero, los canarios dejaron en Cuba una imborrable marca de sus costumbres a la vez que determinante en la cotidianidad de la isla antillana, fundiendo hasta la peculiar manera de hablar.
Junto a otras influencias africanas, indígenas y hasta chinas, los canarios (sobre todo los palmeros) influyeron en el devenir histórico de la nación cubana en la que por determinada forma de ser, de pensar y hasta de vivir se fundieron con los cubanos en su mismo floklore o festejos. Allí han sido y son queridos como hermanos.
Esa señal resulta evidente en las estrechas calles de las zonas coloniales, los monumentos, sus parques, las iglesias, las fachadas multicolores de las viviendas con grandes puertas de madera y las rejas con los más disímiles arabescos que son copia exacta de las de Santa Cruz de La Palma (o de cualquier ciudad histórica de Canarias).
Por ello toda la isla rinde homenaje al emigrante retornado, en una jornada en la que el ambiente festivo contagia a naturales y cada vez más a los visitantes.
El referido parentesco de la cultura tradicional palmera con el mundo afrocubano, se plasma en esta tradición de incierto origen que tiñe literalmente de blanco las principales calles de Santa Cruz de La Palma cada año por dichas fiestas carnales.
Con los polvos de talco y al ritmo de diversos sones cubanos, los palmeros adaptan la tradición de “manchar” a todo aquél que se ponga a tiro, utilizando diversos y curiosos artilugios.
Si tradicionalmente el arroz y el trigo se arrojan sobre los recién casados, la harina y los “huevos-talco”, son símbolos de fecundidad. Si bien como apunta el estudioso palmero y profesor de la Universidad de La Laguna Pedro Leal Cruz, el origen también hay que vincularlo necesariamente a determinadas regiones del norte de Portugal cuyos hijos, auténticos inmigrantes en La Palma desde el mismo siglo XVI (y antes), tanto influyeron en sus costumbres, arte o lingüistica y que introdujeron la costumbre de arrojar "borrallas" durante estas fiestas carnales que precedían a las de Cuaresma.
La tradición oral, refrendada por algunos investigadores actuales, informa sobre el origen de esta costumbre en un cargamento de harina en mal estado traída en un barco llegado de Cuba en el siglo XIX (negado por la folklorista e historiadora María Victoria Hernández), si bien se ha de aceptar esa posibilidad como otro de los orígenes de tan curioso espectáculo que ya quieren copiar (con interés turístico) hasta en la calle Triana de Las Palmas de Gran Canaria, motivo de reciente polémica política entre autoridades de ambas capitales.
Sin embargo, las manifestaciones encontradas en otros muchos lugares que hacen referencia a esta tradición, nos hacen pensar en unas raíces más complejas. En este sentido, la estrecha relación con Cuba, que ya hemos expresado, nos lleva a plantear un posible paralelismo con rituales de blanqueo de la piel de las comunidades “ñañigas” hombres de color obsesionadas por la blancura de la piel, y que fueron incorporados a la cultura cubana por los descendientes africanos.
Los carnavales que durante la etapa del franquismo estuvieron prohibidos en Canarias, más concretamente en Tenerife, se hacía imposible conseguir que se celebrarán, por lo que para “disfrazarlos” fueron denominados “Fiestas de invierno” con el visto bueno de la misma Iglesia y del Régimen, pero que también influyo la presión del pueblo.
Actualmente, a pesar de su origen como fiesta espontánea, se han transformado en grandiosos espectáculos de diversión y fantasía para grandes multitudes, con gran prestigio mundial y económico. En este sentido destacan, los celebrados en Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas de Gran Canaria, Puerto de la Cruz, Santa Cruz de La Palma, etc. La grandiosidad de éstas contrasta con aquellas fiesta sencillas en las que participaba el pueblo y en las que las “mascaritas”, personas disfrazadas, bromeaban entre sí y con el resto de la multitud, con el fin de ser reconocidas.
Era muy típico el ofrecimiento de pan de leche, torrijas, rebanadas de pan, en las visitas a las diferentes casas. Asimismo, cabe señalar la peculiar forma en la que se celebran los carnavales de Santa Cruz de la Palma, con una multitudinaria guerra a base de los referidos polvos, en memoria del tópico “indiano emigrante", que convierte a las emblemáticas calles de O´Daly y Pérez de Brito en blancas estelas para regocijo de palmeros, de turistas presentes o de aquellos que visionan los festejos a través de la televisión, en documentales en su propio país o en otros puntos de las mismas Islas Canarias.

* Publicado en El Mundo-La Gaceta de Canarias, 15 febrero 2005, y en la Web Eu93

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