19 de febrero de 2010

Notas a pie de página
1La incógnita que apunta el periodista, corresponsal de Radiotelevisión Española en los Estados Unidos, Agustín Remesal, en el magnífico libro de reciente edición: "El enigma del Maine", habrá de ser despejada a través del conocimiento, sentido común y de la misma lógica como sí de una operación aritmética se tratara. Es el deber de la Historia en su inescrutable sondeo de los acontecimientos, en especial aquellos en que la interpretación es controvertida, o en los qué una de las partes guarde fundamentales y firmes secretos, por razones de estado posiblemente, pero en perjuicio de la otra. N del A.


2Consideramos igualmente un hecho tan sospechoso como el hundimiento del transatlántico de lujo Lusitania, de nacionalidad norteamericana, hundido por los submarinos alemanes en la costa de Irlanda el 7 de mayo de 1915, con más de mil víctimas (algunas españolas como el compositor Granados), y que al parecer la inminencia del hecho era conocido por los servicios secretos y de guerra norteamericano a través del joven teniente de la Marina británica, Wiston Chruchil. Otro hecho, también con poca lógica para tiempos de guerra, fue el ocurrido en la base aeronaval USA en Hawai. El 7 de diciembre de 1941, LA BASE DE PEARL HARBOUR, es víctima de inesperado bombardeo por parte de la aviación japonesa, que desplazó la flota aérea desde Japón. Más de 300 cazas y bombarderos producen graves daños a la flota americana, que en poco más de una hora son destruidos 188 aviones de combate, 8 acorazados... y mueren más de 4000 personas. ¡¿CÓMO ES POSIBLE QUE EN PLENA GUERRA MUNDIAL, EN ESTADO DE ALERTA MÁXIMA, CON EL SOFISTICADO RADAR Y OTROS SISTEMAS, NO SE DETECTARA A TIEMPO LA LLEGADA DE LA AVIACIÓN JAPONESA!? ¿O hemos de sospechar que hubo "negligencia sospechosa", como la ocurrida en la explosión del Maine ¿..? Por intereses concretos, en dicho caso la entrada de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial - en el nuestro intervenir en Cuba - como así ocurrió en ambos casos de inmediato, con la característica parafernalia. Este país necesitaba también en dicho caso "una excusa de peso" para intervenir en la guerra que tenía lugar, CONVENCIENDO PREVIAMENTE A LA OPINION PUBLICA DE SUS HABITANTES. El ataque, al igual que en el caso Maine, se usó como pretexto, y la prensa realizó, una vez más, su trabajo: la tarea de adoctrinamiento masivo necesaria.
Otro hecho similar, igualmente sospechoso y bastante coincidente, fue con ocasión de la guerra de Texas (1836). El Ejército mejicano del general Santa Ana, en uso de total legitimidad para someter el territorio de Texas usurpado por miles de norteamericanos afincados, pone sitio al fuerte El Álamo, el 6 de mayo de aquel año; resultaron prácticamente asesinados todos los moradores, doce días después a pesar de que se recurrió al General Sam Huston, que se hallaba con unos destacamentos militares en lugar próximo. ¿Cómo es posible y por qué, el ejército estadounidense se negó frontalmente a acudir en auxilio de los sitiados? Sí acudió posteriormente a San jacinto dónde derrota a Santa Ana, creemos que con motivo y pretexto, no sólo para usurpar el estado de Texas en el mismo año, sino para más tarde invadir Méjico al grito de "Remember the Alamo", curiosa coincidencia, puesto que el tratado de Guadalupe Hidalgo (1848), -50 años antes de la voladura- el país vecino ha de ceder a los Estados Unidos los territorios de California (con americanos atraídos por el bulo interesado de la existencia de oro), Arizona, gran parte de la frontera norte y el resto de Texas.
Tenemos otro acontecimiento, éste más reciente y muy comentado en el momento, pero sumamente aleccionador: El día dos de agosto de 1964 el ataque de dos destructores norteamericanos en el Golfo de Tonkín, fue motivo para la Resolución del mismo nombre, por la que el Senado USA autorizó al Presidente para poder emplear en Vietnan cuantas fuerzas militares de Estados Unidos fuesen necesarias. Así, con éste pretexto, se inició la famosa escalada del Presidente Johnson, cuando es sabido que ambos buques se hallaban, probablemente espiando, en el momento de ser atacados, pero de esta forma los Estados Unidos lo usarían para sus intereses bélicos con aquel pretexto. Morse un polémico político y periodista de Oregón, publicó las siguientes palabras en 1968:" EL ASUNTO DEL GOLFO DE TONKIN FUE UNA COPIA EXACTA DEL AFFAIRE QUE HUNDIO AL MAINE... NO TUVIMOS RAZON EN EL GOLFO DE TONKÍN. FUIMOS UNOS PROVOCADORES. ESTUVIMOS ALLÍ TAN EQUIVOCADOS COMO CON RELACION AL HUNDIMIENTO DEL MAINE, EN LA HABANA, 68 AÑOS ANTES". A TODO ESTO SE AÑADE LO QUE EL PERIODISTA JOSEPH I. PUENTE, PUBLICÓ UN ARTÍCULO EN EL "EVENING STAR " DE WASHINGTON, EL DÍA 15 DE FEBRERO DEL MISMO AÑO 1968, DEL QUE EL HISTORIADOR CALLEJA LEAL EN EXCELENTE ARTÍCULO SOBRE ESTE ASUNTO, APARECIDO EN HISTORIA 16, NÚM. 176 DE DICIEMBRE DE 1990, MADRID, EXTRAE :" LA VERDAD SOBRE EL MAINE NOS ES CONOCIDA CINCUENTA AÑOS DESPUÉS, PERO LA SABÍA YA EL DEPARTAMENTO DE ESTADO EN 1898", Y QUE OCULTÓ PARA PODER INTERVENIR EN LA GUERRA CONTRA ESPAÑA, IMPUNEMENTE Y CON LOS GRAVES PERJUICIOS DE TODO TIPO CONOCIDOS” Esta aseveración es sumamente explicativa. N d A extraído de ponencia expuesta en Casa de Colón, Gran Canaria, 1998.

3Policía que en poco tiempo, tras la firma del Tratado de Paris, a mes y medio de la pérdida oficial de la soberanía española en Cuba, cesaba en sus funciones oficiales. Habría de abandonar la Isla corporativamente, ante una Comisión norteamericana de evacuación establecida en La Habana, que era la verdadera dueña de la situación pos bélica en detrimento de los cubanos y en perjuicio de España.
Tal como puntan Camino del Olmo y Cabo Meseguer, en el citado libro La Policía española de Ultramar, Fundación Policía Española, Madrid, 2003, p. 87, “como tantos españoles, los Guardias de Orden Público y también los de la Benemérita pertenecían al paisaje y paisanaje de la isla. De la lectura de la prensa cubana de la época se deduce tal arraigo en todos los campos sociales, vivían en contacto directo con alegrías y problemas de la sociedad a la que servían. En el Diario de La Marina, La Lucha, El País, El Español y otros diarios habaneros era habitual la aparición de los servicios llevados a cabo por estos leales servidores del orden…”.
Como tantos españoles, habían establecido raíces familiares personales en la Isla, y muchos de ellos abandonarían aquella tierra pero otros no. Cuba era ya el verdadero hogar de otros muchos españoles. Era necesario admitirlo, mientras no les esperaba nadie ni nada en la Patria vieja, si tenían un futuro en la nueva que se llamaba República de Cuba. La guerra fue sin duda muy cruel, ninguna guerra deja de serlo, pero no había desarrollado significativamente un sentimiento genérico y de enfrentamiento anti-español, que impidiera la convivencia y menos aún existiendo lazos de parentesco adquirido durante tantos siglos. La mayoría de los dirigentes cubanos en la emancipación eran de ascendencia española y fue también muy importante la presencia de españoles en las filas del ejército libertador cubano…entre ellos muchos “isleños”, como se ha dicho en otros apartados de este libro N d A

4El yate de Hearst estuvo anclado en lugar próximo al acorazado americano, cuatro días antes de la voladura, tomando fotos (otras fotos de la época así lo atestiguan). El magnate de la prensa, con varios corresponsales a su servicio en la Isla, había llegado de forma extraña y sorpresiva, hasta que fue expulsado por fuerzas del coronel español Paglieri, de la Guardia Civil. Nota del Autor.

5Son tantas, como las posibilidades que los saboteadores tienen para burlar la vigilancia o control institucional, y así lo comprobamos en "el fenómeno del terrorismo actual", imposible de controlar o de erradicar desde sus mismas bases, por ese mismo aliado que les permite la premeditación y la actuación "desde la sombra", unido a la persistencia en virtud de objetivos ideológicos que les obliga moralmente para llevar a cabo "lo que sea". Estos sentimientos maquiavélicos ya existían también en 1898 y posiblemente con mayor apasionamiento que ahora.
Aquel país, hoy gran imperio económico, crisol de todo tipo de pueblos y etnias, guarda en su haber desde los mismos inicios del siglo XIX, y hasta fechas actuales, un gran acervo de elementos humanos cuya conducta paranoica o esquizofrénica queda plasmada en graves crímenes que constatamos en su variopinta historia hasta hechos de protagonismo recientes en su propio país. La horca, la silla eléctrica, la cámara de gas o la inyección letal, son testigos mudos que presenciaron el último aliento de ese tipo de personas, cuya conducta patológica apuntamos... Es por todo ello que no podemos dejar como descartada aquella presumible premisa por la que una mano asesina dispuso, ordenó, permitió o actuó directamente en el acto que originó la tragedia del Maine y sus 266 muertos (más tarde 300), aún aceptando que imprevisiblemente desconocieran a priori los resultados criminales del mismo en cuanto a muertos y heridos pero sí las consecuencias políticas que se cumplieron según las previsiones que tanto en medios de prensa, políticos, económicos o de opinión pública, anunciaban y exigían como algo inaplazable e irreversible: "un argumento de peso para la entrada de los Estados Unidos en la guerra de Cuba, aspecto considerado como necesario y hecho evidente", para darle una solución definitiva, incluso por las propias autoridades españolas, que llegaron a desearla como mal menor. España acepta la guerra por dignidad y para salvar la Monarquía y el prestigio como potencia mundial, que aún era, aunque sabe que es una guerra perdida. Los norteamericanos llevan a cabo otro acto más de claro dominio imperialista a través de aquella política, mantenida hasta hoy, en actos claros y en diversos lugares de la geografía planetaria, aun considerando un claro deseo de paz mundial a su modo. Lo ocurrido en febrero de 1898 ocasionó la quiebra moral y de la dignidad de España en América, en cuantiosas pérdidas en hombres, material y dinero.
Hoy, se intuye lo ocurrido al Maine, pero nada es totalmente probatorio. Las cosas parecen igual,- no para el autor de este artículo- , sin embargo, debemos condenar a los EEUU por alevoso proceder en su incipiente imperialismo, y, por el contrario, ennoblecer la reacción laudatoria, consecuente y patriótica de España y de su gobierno liberal, a través de Sagasta y de la propia Reina Regente. No olvidemos que el propio presidente Mac Kinley, dudando si las potencias europeas pudieran ser contrarias a las intervenciones de Estados Unidos en el Caribe, o que pudieran proteger a la todavía "notable España", intentó un ultimátum final ofreciendo directamente a la Reina María Cristina la compra de la Isla de Cuba – y Puerto Rico – por 300 millones de dólares reservando un millón para los intermediarios, operación no aceptada por prestigio, y sobre todo al temor que la situación pudiera derivar para la propia Monarquía y su previsible caída, ya afectada por partidos claramente republicanos, al igual que para el propio gobierno y status creado desde la Restauración. Nota del Autor.

6Ponencia, con amplia documentación, de la historiadora cubana Dra. Matilde Fernández Muñiz en los cursos internacionales sobre el aniversario de estos hechos, celebrados en La Habana en agosto de 1994.

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