22 de julio de 2011

PLAYA GIRÓN & OPERACIÓN PLUTO: ¿UN FALLIDO INTENTO DE INVASIÓN A CUBA?

Por Miguel Leal Cruz.
Aspectos de su libro

Revolución Cubana en la prensa canaria, 1959-62. Tres años decisivos.

Analizados los más que relativos éxitos de la reciente política bélica norteamericana en Afganistán e Irak, bajo la férrea dirección del que fue presidente republicano Bush Jr. y de su equipo de asesores (con la inestimable ayuda de Inglaterra y otros países), y que continúa con altos y bajos en la era Obama, (ahora en Libia,más tarde en...) nos resultaría extraño que otro presidente, Kennedy, en este poderoso país y desde el partido demócrata haya fracasado, peligrosamente, en el intento de invasión a Cuba en abril de 1961, en la que fue llamada, por la bibliografía cubana “invasión de Bahía de Cochinos”, que consideran exito unilateral. Nada más lejos de la realidad..., fue una victoria más de la "Guerra Fría", la primera...

La explicación no es fácil, pero queda claro que la principal motivación fue la negación de la cobertura militar prometida por fuerzas navales y aéreas americanas tras la invasión, anunciada por el presidente, que no tendría lugar por temor a desencadenar un conflicto mundial con la entonces poderosa Unión Soviética, en aquel momento. Existía fuerte antagonismo ideológico en plena “guerra fría” entre ambas superpotencias y como telón de fondo un arma peligrosísima: la bomba atómica con sus conocidos efectos de destrucción masiva.

Un documento publicado en el periódico digital (editor de este artículo): La Nueva Cuba con sede en Miami, 9 de marzo de 2001, revela el claro enfrentamiento entre la Central de Inteligencia (CIA) con la administración Kennedy en la frustrada invasión. En dicho documento, que revela la Universidad de Princeton con la firma de N.J. (Reuters), nos da a conocer la existencia de 859 documentos desclasificados sobre el hecho. Analiza las relaciones con la URSS desde 1947 a 1991, incluidas contundentes conclusiones e importantes revelaciones con fecha 27 de agosto de 1963, que no avalan, precisamente, la coherencia llevada a cabo en el lamentable incidente de Playa de Girón.

Otra causa que consumó el desastre de la invasión, fue la superioridad de las ya organizadas, por la URSS, fuerzas armadas cubanas con moderna tecnología de aquel país comunista, que los atacantes posiblemente ignoraban. Según se desprende de periódicos, y otras fuentes, del momento los ataques aéreos del día 15, fueron un fracaso por que no impidieron que la aviación cubana frustrara la operación de desembarco, logrando que algunos buques atacantes huyeran mar adentro.

A las 8:45 horas el comandante Oliva, jefe de las tropas invasoras, al comprobar los problemas que la aviación cubana ocasionaba al desembarco del resto de fuerzas y material, propuso una operación alternativa que consistía en ir por la carretera de Cienfuegos hasta las montañas de Escambray. Pero no contó con la aprobación de otro de los jefes, Pérez San Román, que alegó que las citadas montañas estaban muy lejos y que, en todo caso, los Estados Unidos ayudarían a conseguir el objetivo en breve plazo, pero que no tuvo lugar como se ha indicado. Más esta opinión se vio reforzada, en aquel momento, por una conversación telefónica mantenida con un mando de la CIA, que hizo correr el rumor que el gobierno norteamericano no tardaría en intervenir directamente.

Las fuerzas de Fidel Castro, con inusitado valor y disciplina, sin embargo, se mostraron prudentes en estos primeros momentos del ataque, y no se atrevían al enfrentamiento directo por desconocer el número de invasores que habían logrado desembarcar. No obstante, a las 6 de la tarde, pusieron en acción a la artillería sobre posiciones enemigas, en Playa Girón para, a continuación, efectuar ataques por tierra. Los B.54 norteamericanos comenzaron a arrojar paquetes de suministros para las fuerzas invasoras que no siempre caían en tierra firme debido al viento reinante lo que alegraba sobremanera a las fuerzas de Castro que veían, también satisfactoriamente, como los barcos no podían efectuar los desembarcos por el acoso de su aviación.

A la mañana siguiente ya se habían producido las tensiones políticas internacionales, especialmente en la Unión Soviética, por lo que estaba ocurriendo en Cuba. Kennedy recibió una comunicación de Kruschev en la que le invitaba a no intervenir en el conflicto y que en otro supuesto prometía dar toda la ayuda necesaria al régimen cubano si la situación de invasión no cesaba. La indecisión de Kennedy constituyó el principio de la catástrofe invasora, tal vez ante el temor de desencadenar un conflicto atómico.

El momento crítico de la situación tendría lugar a la mañana siguiente, al negarse Kennedy a autorizar el ataque aéreo que los brigadistas demandaban en el momento que consideraban favorable al tener parcialmente controlados a los contingentes cubanos. En efecto por la noche las tropas de la contrarrevolución se encontraban rodeadas por unos 20.000 hombres con artillería y tanques, e incluso muchos de sus componentes habían superado ya las marismas y se encontraban en el trozo de tierra seca que estaba junto a la costa.

Fue en este momento cuando se solicitó al presidente norteamericano un ataque aéreo con aviones Essex que se encontraban sobrevolando la zona, con el objetivo de destruir los T.33 cubanos que tantos daños habían hecho a los invasores. Pero dicho ataque, por lo anteriormente expuesto, no tuvo lugar, si bien seis reactores USA intentaron cubrir la segunda parte del desembarco en especial los suministros que tampoco sirvió de nada por la falta de coordinación entre los que mandaban en la flota y los pilotos.

Siguiendo fuentes cubanas no siempre objetivas y sí contaminadas de fuerte literatura “epopéyica” y patriotera propia de regímenes totalitarios, deducimos que: A la vista del auténtico fracaso, puesto que a la mañana siguiente cuando los exiliados cubanos que componían la Junta Revolucionaria que habría de hacerse cargo de las riendas del poder en Cuba, descubrieron el cambio de planes norteamericanos, descargaron su disconformidad notoriamente. En aquellos momentos lo que habría que hacer era plantear una evacuación forzosa, que también de por sí era peligrosa para el equilibrio en la paz mundial, puesto que tendría diversas interpretaciones, sobre todo la confirmación del éxito revolucionario comunista en cuba a pocos kilómetros del país más liberal del mundo.

Fidel Castro y sus combatientes, al observar la debilidad demostrada por el enemigo, habían empezado a avanzar tenazmente sin importar la aún temible artillería atacante, que pronto agotaría sus municiones. En aquellos momentos lo importante era el número de hombres a enfrentarse en un hipotético cuerpo a cuerpo o desde trincheras y, por supuesto, Fidel conocía su superioridad en este campo. Tanto en Playa Girón como en Playa Larga los invasores estaban retrocediendo y dispersándose. A media tarde se autorizó a la marina estadounidense para que se acercara a las playas cubanas con el objetivo de evacuar a los sobrevivientes, pero llegarán tarde por que Fidel y los suyos habían cercado a la mayoría en una bolsa infranqueable.

Las fuerzas de Castro capturaron 1180 hombres de los 1300 que, aproximadamente, llegaron a desembarcar. Unos 120 murieron en el campo de batalla y 9 murieron en camino de La Habana. El líder cubano declaró haber tenido unos 100 muertos entre los de su bando, aunque los invasores hicieron públicas las cifras de 1250 bajas, 400 fallecidos a causa de las heridas y 2000 heridos entre las fuerzas castristas.

Los prisioneros fueron juzgados en marzo de 1962 y transmitidos los juicios a través de la Televisión Cubana, encarcelados y condenados a la pérdida de la nacionalidad cubana, entre otros cargos; después de un año y medio fueron intercambiados por medicamentos y diverso tipo de suministros médicos por valor de 62 millones de dólares e incluso por material agrícola.

El gobierno cubano hizo saber que: “estaba dispuesto a renunciar a esta indemnización y entregar los prisioneros a cambio de que los Estados Unidos, pondrían en libertad, o hicieran las gestiones pertinentes, a los ciudadanos norteamericanos, españoles, nicaragüenses, guatemaltecos, mejicanos o portorriqueños que se hallaban encarcelados por luchar contra el fascismo, el racismo, el colonialismo, la tiranía y el imperialismo en sus respectivos países”. No hubo respuesta a esta alternativa y, por último, los gobiernos de Cuba y Estados Unidos llegaron al acuerdo de canjear los prisioneros en las condiciones anteriormente apuntadas. Lo que quedaba claro es que el país del Tío Sam, por primera vez en su historia, pagaba una indemnización de guerra.

Los únicos prisioneros fusilados legalmente fueron Clavijo, Soler Puig y Jorge King Yun, por causas anteriores a los hechos, previo juicio sumarísimo.

Llegado a este punto, analizamos los factores que llevaron a Estados Unidos a intervenir en Cuba y cuales fueron los que influyeron en su fracaso.

La CIA en colaboración con exiliados cubanos del régimen “batistiano”, animaron para llevar a cabo la operación por la presunta falta de apoyo de que gozaba realmente Castro en la Isla y el estado de la "guerra fría" que no permitía la creación de un “status casi comunista en Cuba”, en aquellos momentos.

Evidentemente, Castro era débil y no tenía seguidores de prestigio que le inspiraran total confianza, había divisiones, inestabilidad e incluso crisis dentro del régimen. Esta idea se basaba en las opiniones de muchos seguidores y simpatizantes del régimen anterior, unos huidos hacia Estados Unidos y otros que permaneciendo aún en Cuba no acababan de ver en Castro la solución definitiva o más apropiada.

Esto significó que miles de cubanos, la mayoría antiguos terratenientes y capitalistas con Batista, se dieran cita y organizaran en territorio norteamericano la contestación a Fidel Castro en una auténtica fase contrarrevolucionaria.

Sus líderes llegaron a entrevistarse con jefes de la Central de Inteligencia a los que no fue difícil convencer para derrocar a Castro, al que consideraban con poca fuerza dentro de la propia Cuba por las razones apuntadas. Todo lo contrario de la realidad, puesto que los cada vez mayores apoyos con que contaba Fidel y los suyos era consecuencia “de la aplicación de las medidas socialistas en la población, en los dos años transcurridos desde su llegada al poder, a más de sus discursos llenos de convicción entre la gran masa de cubanos”.

Por otra parte debemos recordar que tiene lugar un peligroso juego, intencionado ideológicamente, entre Este y Oeste a través de lo que se conoce como "Guerra Fría", cuyas confrontaciones directas siempre habían tenido lugar en Asia o en Oriente Próximo nunca en el Nuevo Continente.

La victoria de Playa Girón consolidó la confianza del pueblo cubano en sus propias fuerzas, corroboró el valor de la solidaridad internacional y aumentó el prestigio de la Revolución Cubana en todo el mundo especialmente progresista y marxista. Fue no sólo una victoria de Cuba, sino de todos los pueblos de América en su lucha contra los intereses económicos y de dominio norteamericano en sus países, con imposiciones a través de diferentes oligarquías de todo tipo. Eso lo comprendieron todos los pueblos débiles del continente, que alzaron su potente voz solidaria con el país agredido.

Particular gesto tuvo el gesto del general Lázaro Cárdenas, el eminente patriota y revolucionario mejicano, que se ofreció para encabezar un ejército expedicionario en ayuda del pueblo cubano.

También estuvo clara la afirmación de Fidel Castro asegurando que " a partir de Girón, todos los pueblos de América fueron un poco más libres". Por ello la instauración de un régimen comunista en América y tan próximo a la catedral del capitalismo, suponía un riesgo demasiado grande para el proyecto cubano por el lugar geográfico donde había tenido lugar dicha experiencia: La isla de Cuba, cuya economía era mimada por los Estados Unidos y tan próxima, por otra parte, a una veintena o más de países tercermundistas o en vías de desarrollo que constituían la América Central con Méjico, Caribe y Suramérica, en condiciones políticas, económicas y sociales favorables para su extensión y aceptación por parte de las clases marginadas que formaban mayoría en dichos países.

Así constatamos que el ejemplo cubano no tardó en ser puesto en práctica por uno de los propios líderes de la Revolución Cubana: Ernesto Che Guevara en Bolivia, que fueron imitados en El Salvador y Nicaragua. Asimismo Cuba podría servir como base de posibles ataques soviéticos sobre territorio Norteamericano, como la URSS podría serlo igualmente desde las posiciones de USA en Europa y Turquía. Por el contrario los soviéticos carecían de bases próximas a su enemigo y evidentemente Cuba se prestaba como el mejor lugar para ello, como quedó demostrado posteriormente en la crisis de octubre de 1962, otro hito peligrosísimo en momentos de claro enfrentamiento ideológico y con grandes posibilidades de contienda, tal vez con armamento atómico, entre ambas potencias.

Con carácter internacional queda claro, para aquel momento, como dicha victoria circunstancial elevó más la figura de Castro y su régimen que cualquiera otra de las campañas de propaganda llevadas a cabo hasta ahora. Hubo manifestaciones de protesta en varios países Latinoamericanos, desatándose olas reivindicativas con el ideal de Castro como fondo, no sólo en Centro y Suramérica como en el corazón de los mismos EE UU, sino incluso en Europa y especialmente en los países del Caribe circundantes a Cuba por tener todos ellos denominadores comunes en lo que a condición social, política o económicas se refiere.

Y esta fue también la idea inicial del proyecto de invasión de Cuba (esta vez por contrarrevolucionarios), sin prever el fracaso de desembarco por Playa Girón erróneamente, y consistía en entrar por Trinidad, adentrarse en Escambray, crear cabezas de puente con abastecimiento aéreo de cubanos en Miami, y esperar un Gobierno creado en el exilio que obligara a la OEA (y a la propia ONU) a reconsiderar el problema cubano y presionar a Fidel Castro para que por lo menos convocara elecciones libres (la poco conocida Operación Pluto). Este proyecto se descartó ante el temor de producir muertos en las playas de Trinidad durante la operación.

Sin embargo, la administración USA, sí logró éxitos en Jamaica, tan próxima, que decide unilateralmente proclamar su independencia de Gran Bretaña en 1962, y más tarde la pequeña isla de Granada que pretendió importar la revolución castrista, abortada por la invasión norteamericana que desalojó a los cubanos que la ocupaban, en principio bajo pretexto de construir un aeropuerto. La operación USA pretendía evitar una nuevo frente antillano para el peligroso comunismo que se irradiaba desde Cuba.

Sin embargo, hoy, la situación de la república caribeña que fue avanzada comunista en América, en todos los órdenes, es suficiente conocida por lamentable y por constituir, de forma individualizada, un estandarte utópico y extravagante, cuya teoría revolucionaria no encaja ni política ni social o económicamente en el mundo americano cada vez más globalizado. Ni siquiera en Venezuela, Brasil, Argentina o Bolivia con sus procesos sociales, también considerados revolucionarios, pero con las garantías democráticas que no permitió Fidel Castro Ruz.

A la vista de lo “sui géneris” del régimen en el contexto internacional, el oficialismo cubano tendrá motivos para sentir preocupación y deseos de hallar pronta solución que conlleve una transición política estable (y agrado de naciones poderosas que le puedan prestar fuerte aval) y así evitar la política justiciera de su vecino del norte y reconocido gendarme del Mundo: los Estados Unidos de Norteamérica.

Si bien no hay que pecar de incautos. Todo lo expuesto es parte del encaje de fichas que constituye el gran ajedrez de la política mundial, cuya partida sigue en el tablero, entre potencias enfrentadas ideológica y económicamente, e incluso religiosas, y sin visos de clara resolución, ahora mismo.


Miguel Leal Cruz, Periodista adscrito a FAPE, Tenerife.

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