28 de octubre de 2011

Hacienda pública, hidalgos y percheros

Artículo publicado en la web de La Opinión de Tenerife


la vista de lo que cae y como ya se dijo hace más de diez años queda claro que para encuadrar semántica y cronológicamente los términos del titular (pechero e hidalgo) habremos de puntualizar que ambos se sitúan en la alta Edad Media (con origen feudal) para adentrarse en el llamado Antiguo régimen. Pero también se ha de clarificar que el primero es totalmente antagónico al segundo en cuanto a que pagaban impuestos (pechos) y los otros casi nunca, si bien en qué momento estos últimos llegaron a "pechar" también, y ahora, claro.


Es difícil encuadrar a los hidalgos entre el estamento privilegiado (nobleza) ni tampoco en la del clero, salvo escalamiento previo hasta alguna de estas castas sociales. Por tanto mientras los nobles y el clero no pagaban impuestos, los hidalgos, infanzones, o nobles de segunda clase sí eran sujetos de pago de tributos al igual que todos los integrantes del vasallaje (casi esclavitud según teorías al respecto) que integrarán más tarde el tercer estado hasta la total supresión de los señoríos y abolición del referido status próximo a "hombres libres" pero dependiente laboral sujeto a la voluntad o protección de otro (el señor primero, el noble después y más tarde...)
La Revolución Francesa, a fines del siglo XVIII (tras la declaración de los derechos del hombre en los incipientes Estados Unidos), abolió totalmente aquel injusto sistema.

Sin embargo, añadamos que en el pleno apogeo del Antiguo Régimen, siglos XV al XVII, se promocionó e incrementó notablemente el número de hidalgos o infanzones, entre destacados miembros del pueblo llano, por estrategia real para minimizar a la que sí fue peligrosa nobleza tradicional (con ascendencia en mayoría de antiguas castas romanas y visigodas), siempre enfrentada a la naciente Monarquía, y de paso premiar la lealtad de aquellos con su integración en el Clero o en el Ejército y, por tanto, a partir de ahí, exentos de impuestos. No olvidemos que el término caballero surgió en plena Edad Media en cuanto se dispusiera o utilizara un caballo (montura por cierto prohibida a los pecheros) y que hubo nobles por designación regia de entre clases inferiores, e incluso de sangre judía.

Como decía una web argentina por aquellas fechas "Hay diferentes versiones acerca del uso de "don", una de ellas por origen noble, y más tarde por quienes tuvieran un bachillerato o estudios universitarios".
Antiguamente, para acceder a cualquier título que no fuera dado directamente por el Monarca, quienes creían tener méritos suficientes podían solicitarlo previo a un juicio de limpieza de sangre, cuyos resultados no eran los esperados (por aquello de la evolución desde los homínidos-primates). Cuando el título era concedido por el Rey, que generalmente lo daba en compensación a un hecho destacado, se les llamaba "nobleza de obra" por no ser herencia como en el caso de la "nobleza de sangre".

Por último debemos apuntar que la injusta delimitación entre las clases del referido Antiguo Régimen: Nobleza, Clero y Pecheros (más tarde Estado llano), herencia desde derecho romano, resultaría ridículo para un antropólogo o pre historiador por cuánto el origen biológico de la vida fue común para todos y por muy largo espacio cronológico (millones de años) que fue nefasta durante la "oscura noche de los tiempos" y en condiciones de vida tan precaria que se hallaba más próxima al ser irracional de procedencia que al propiamente humano.

Por tanto, obvia decir que la sangre es roja para todos y los impuestos también, incluso para aquellos que componían la nobleza privilegiada de antaño, y que todos debemos apechugar a Hacienda, ahora más que nunca se supone.





* NOTA: Este artículo fue publicado en la web del periódico La Opinión de Tenerife (laopinion.es) y, al parecer, por error tipográfico, se respeta el concepto "percheros" si bien corresponde a "pecheros" - El autor

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